Mi reina

—¡Hola, mi reina! ¿Cómo estás, mi amor?
—Muy bien.
—Y los niños, ¿están bien?
—Sí, cielo; están estupendamente.
—¿Ya almorzaron?
—Sí; ahora mismo han terminado.
—¡Qué ganas tengo de verte!
... ¿Qué has hecho para cenar?
—Lomo a la pimienta.
—¡Fantástico! Te adoro. Siempre complaciéndome.
Y dime... ¿todo tranquilo en casa?
—Sí; todo bien. Cuando vengas, a cenar, y luego...
el postre que tanto te gusta.
—No me digas esas cosas, nena, que me dan ganas de
volar hacia allí ahora mismo. Ponte sexy...
—Como quieras, cielo. Sabes que soy tu esclava.
—Lo sé, cosita, lo sé. Bueno, pásame con mi mujer

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